

Durante aquel verano, en un intervalo de los primeros estudios en la escuela Nacional de Bellas Artes, emprendí junto a mi amigo Mario Scavuzzo un viaje a las limítrofes ciudades de Posadas y Encarnación. Nos atraía la idea de explorar juntos esa geografía y yo en particular, deseaba sumergirme en los intensos colores que definían la región. Aquel primer viaje fue decisivo para mi perspectiva formal y cromática, dada la incidencia del color en la naturaleza: contrastes, alteración lumínica, reflejos, transparencias. Los atardeceres, los amaneceres, las brumas y los nocturnos se grabaron en mí transformando la forma de ver y plasmar el mundo. En un plano más reflexivo, comencé a considerar el fenómeno natural como parte constitutiva de un todo. De aquel recorrido por la naturaleza, tiempo después y ya en un plano dibujístico, fué cuando concebí la serie “Piedras vivas y piedras muertas” ayudado por mis escapadas al paraje llamado Boca de las Sierras del sistema rocoso “Tandilia” en la provincia de Buenos Aires donde viví. Fascinado, vi en esas piedras la imagen de una mítica ciudad emergente, erguida en sus variados tamaños, cubiertas de texturas de moho y flores silvestres adheridas. Las identifiqué con nombres, las posicioné en tiempo y espacio y les conferí sentimientos según sus formas y colores, fueron podría decir, mis modelos vivos. Expandí esta poética en una nueva serie que titulé “Aparatos” inspirado en piedras de visualidad y similitud con diversos elementos tecnológicos y poco después, una nueva serie que llamé “Piedras del Cosmos” donde imaginé piedras caídas desde el espacio exterior y por ello, sometidas a variados análisis por ser de incógnito orígen. Cada una de estas series añadió nuevas capas de significado a mi obra, uniendo lo terrenal con lo tecnológico y lo cósmico en un dialogo visual afín a mi necesidad artistica. Por toda esta inventiva me sentí mucho mejor caminando el paisaje, fue en ese tránsito que las ideas tomaron forma. Para expandir aún más mis horizontes emprendí un nuevo viaje esta vez acompañado con otro amigo, Jorge Maciel. Con él decidimos aventurarnos en Bolivia y Perú primero y Ecuador y Colombia después. El encuentro con esa imponente geografía, la cultura del oro y el rito sanguíneo entre otras particularidades, me reveló al ser humano ancestral y culturalmente diferente, en profunda empatía con el mundo animal y unido a la naturaleza. Fui, sin más y a la inversa de la historia de conquistas, conquistado. Amplié entonces mi interés estético y realicé “Muros y menhires” inspirado en las prehistoicas piedras que se yerguen eternas y donde el rito las cubrió de significado. Dibuje velado en su superficie, el primer ser humano. Le busqué similitudes con las culturas de aquellos Imperios y edades y decidí no abonar alguna diferencia historica con el presente. Este “nuevo” ser-animal, lo dibujé bestial, en metamorfosis con la naturaleza vegetal, zoomorfo en su contextura y con el color que lo tiñó puro o con los propios matices de su sombría actividad. Cree con estos precisos argumentos las nuevas series “Rojo, negro, dorado”, “Ser natural” y “La figura (hu) hermana”.
Viajé nuevamente al tiempo que las dictaduras militares se multiplicaban por donde anduviéramos y que en extremas posturas ideológicas o apenas idealizadas, propició siniestros motivos para la tortura y la muerte. Salí (o entré) —según como se lo quiera interpretar— de ese lugar dibujando tristes rostros cuyos apellidos los describen mejor. Sin dudar la titulé “El apellido del rostro”. Más tarde recogiendo sinietros detalles de la matanza durante la dictadura de aquí, concluí la serie “Rojo”. Regresar a la naturaleza se volvió una necesidad, una pausa para pertenecer, aunque fuera por un breve tiempo, a un lugar ideal; un pequeño museo construido con esfuerzo donde se compartían y cultivaban conocimientos sobre las ciencias naturales. Yo elegí el mundo estelar, la poesía del cielo. Supe que este planeta que habitamos está formado entre otras complejidades, de materia cósmica mineral —la piedra, una vez más, bajo otras formas y en un contexto diferente—, lo cual me inspiró para crear una nueva serie de dibujos-objetos que titulé “Realidad y representación" y también obras lumínicas en pequeño formato empleando para ello una sucesión de negativos fotográficos intervenidos mostrados en un soporte horizontal.
El último de mis tantos viajes me llevó a Buenos Aires, donde finalmente me quedé a vivir. La naturaleza, que había sido una experiencia de vida, se convirtió en un recuerdo necesario.. ¿Recuperado plásticamente? Quizás pudo ser, pero no lo fue; ahora me encuentro en un territorio de actividad política y gestión cultural. Aquella naturaleza inspiradora, ausente aquí, dejó solo una consecuencia indeseada: una prolongada inactividad. Entonces me acerqué al gran escultor Enio Iommi y asistí a sus clases. Junto a los integrantes del taller, formamos un grupo artístico al que llamamos La Carpintería. Esta experiencia, tanto expositiva como ideológica, se convirtió en una bisagra que transformó mi obra orientándola hacia una creación más conceptual. Tras su disolución, me volqué al cine experimental en formato S-8 y al video creando piezas como “bCRIMENc”, empleando la técnica denominada de contacto, “Botero desjerarquizado” de contenido conceptual y “La cifra par”, un cortometraje policial. Todas realizaciones que rescato de aquel lustro. Y tras otra inactividad, breve por cierto, regresé a la plástica en varias direcciones al mismo tiempo. Una de ellas se dirigió hacia una serie de pequeños paisajes escultóricos de formas y tamaños similares a maquetas realistas, titulada, “Historias pequeñas” en donde busco abordar la compleja realidad desde una escala íntima y detallada. La otra vertiente me llevó a realizar intervenciones que denominé “In Situ”, en las que utilizo como soportes el cuerpo humano, las paredes de la calle y cualquier superficie o espacio que merezca ser revelado. Finalmente, exploro el dibujo y la pintura digital en una serie llamada “Legado”, donde desarrollo un argumento fantástico ambientado en un futuro de ciencia ficción.
Haber realizado obras sin un aparente lineamiento estilístico me llevó a formular una oportuna reflexión la cual he compartido en el enlace Series de esta página web y que transcribo a continuación: Bajo esta idea de seriar la mayoría de mi producción y sin saberlo de antemano, di la posibilidad de continuarla, darla por finalizada o comenzar otra. Esto confirma en el tiempo que es un método que me ha dado más libertad.
A lo largo de mi trayectoria, varios de mis dibujos, pinturas, esculturas, objetos y videos han sido exhibidos en muestras en diversas partes de este país, Argentina, así como en Montevideo, Uruguay y más recientemente, en 2023, en Karlsruhe, Alemania y en Málaga, España. Han seguido su propio itinerario, y en cuanto a su importancia, diría que es tan significativa —o incluso secundaria— en comparación con la “trayectoria” que aquí he relatado.